miércoles, 27 de mayo de 2015

¿Y tú de quien eres?

     
     En este Post os voy a contar una cosa curiosa que he descubierto hace poco, pero antes os pongo en antecedentes... ¿Os pasa a vosotros alguna vez que al hablar con algunas personas, cuando terminas tienes la sensación de acabar exhaustos? o incluso nos da pereza hablar con ellas solo porque sabemos que nos va a aportar muy poco y nos va a dejar peor....que parece que tienen un discurso aprendido, y aunque se cambie el contenido la estructura del mismo es igual. 




Bueno, pues comentando este tema con un amigo, me hablo de una cosa curiosa: Los ladrones de energía, y me recomendó un libro "Las nueve revelaciones (JAMES REDFIELD)" sobre eso es sobre lo que os quiero hablar, porque me pareció bastante curioso, y es cierto, que a raíz de hablarme de ello, e investigar un poco sobre el tema, ahora cuando hablo con alguien intento deducir su "rol", y verdaderamente en algunas personas se ve de forma clara que tipo de papel juegan:




La pugna por el poder:

¿Por qué los individuos se tratan unos a otros con tanta violencia? Siempre hemos sabido que esta violencia procede del impulso que nos lleva a intentar someter y dominar a nuestros semejantes, y al estudiar el fenómeno desde el interior, desde el punto de vista de la conciencia individual, se descubre que cuando un individuo se acerca a otra persona y traba conversación con ella, lo cual ocurre en el mundo millones de veces cada día, pueden suceder dos cosas: que el individuo se aleje sintiéndose fuerte o sintiéndose débil, según lo que haya ocurrido en la interacción.
Por esta razón los seres humanos parecen adoptar una actitud manipuladora. No importa cuáles sean las circunstancias de la interacción ni el tema a tratar: nosotros nos preparamos para decir lo que más nos convenga con tal de salirnos con la nuestra en la conversación. Cada uno de nosotros procura hallar una manera de ejercer el control y de este modo dominar el encuentro. Si lo conseguimos, si nuestro punto de vista prevalece, entonces, en lugar de sentirnos débiles, recibimos un refuerzo psicológico.
Cuando dos personas discuten sus energías se empujan mutuamente, como si cada una tratase de capturar la contraria mientras esas personas interactúan. Cada una quiere triunfar a costa de la otra, incluso llegando al extremo de invadir la confianza en sí misma de la oponente. Es el resultado de sentirse inseguro y débil y tener que robar la energía de otros para sentirse bien;

Los "dramas de control" son los mecanismos que aprendimos en nuestra infancia, fruto de la interacción con nuestros padres, para adquirir energía y obtener de esta forma la apreciación, la atención, el apoyo o el reconocimiento de los demás.

Algunas personas utilizan más de una en sus interacciones con los demás, pero la mayoría de nosotros tenemos un "drama" predominante que tendemos a repetir.

Clasificación de los dramas de control

1.- El Intimidador

Los "Intimidadores" logran que todos les presten atención a base de gritos, amenazas, a través de la fuerza física o los insultos. Utilizan la intimidación y el miedo como formas de obtener lo que quieren. Suelen estar en el escenario, no les gusta ocultarse o pasar desapercibidos. En el fondo les gusta que la gente les tema y mostrar de esta manera su "superioridad".
Son básicamente "egocéntricos" y su comportamiento puede ir desde dar órdenes a los demás, hablar constantemente, ser autoritarios, inflexibles y sarcásticos, a ser violentos. Inicialmente atraen a los demás con su aura de poder y seguridad.

2.- El Interrogador

Los interrogadores pueden socavar tu autoestima a base de críticas y sarcasmo. Buscan hacer sentir mal a los demás fijándose y haciendo notar sus errores o cuestionando todo lo que propongas. Uno se siente constantemente cuestionado en presencia de un Interrogador y que no está a la altura. La información es su poder, y por eso lo preguntan todo...
Su comportamiento puede ir de ser cínicos, escépticos, sarcásticos, perfeccionistas a ser manipuladores. Inicialmente atraen a los demás por su ingenio, su lógica infalible y su intelecto.

3.- El Distante o Misterioso

Las personas "Distantes" están atrapadas en su mundo interior de miedos, dudas y en su propia lucha interior. A menudo se muestran solitarios, mantienen las distancias por miedo a ser juzgados y cuestionados. Piensan que tienen que hacerlo todo solos y les cuesta pedir ayuda. Necesitan "mucho espacio" y a menudo evitan los compromisos.
Suelen utilizar la indiferencia para protegerse con frases como: "Soy diferente", "Nadie me entiende", "Mejor sólo que mal acompañado", "No necesito a nadie"...Las oportunidades se les escapan mientras lo analizan todo. Cuando surge un conflicto, simplemente desaparecen sin dar más explicaciones. Inicialmente atraen gracias a su personalidad misteriosa e inaccesible.

4.- El Pobre de Mi o Víctima

Los Pobres de Mi consideran que no tienen poder para llevar su vida de forma activa y atraen la atención a través de la pena, la culpa o la inseguridad.
Suelen mostrarse pesimistas, no mirar a los ojos al hablar, suspirar, hablar constantemente de sus dramas y problemas y mostrarse débiles y sin fuerzas para atraer la atención de los demás. Una de sus frases favoritas es "Si yo pudiera...".
Los Pobres de Mi seducen inicialmente por su vulnerabilidad y su necesidad de ayuda. Su fuente de conversación está en sus "problemas", "dolores", "enfermedades". Pueden mostrarse aduladores, resaltando tus cualidades frente a las suyas para seguir perpetuando su imagen de Víctima.


El primer paso para romper con este círculo vicioso es tomar conciencia de cuál es el "drama de control" que aprendiste de pequeño. Observa que tipos de personas atraes en tu vida y que juego de control mantienes con ellos.




Ahora si viene a cuento el popular refrán: "Dime con quién andas y te diré quién eres"