domingo, 14 de abril de 2013

STOP

Quizás el de hoy sea un post un poco diferente a los que he escrito hasta ahora, pero hace tiempo que llevo dándole vueltas a escribir sobre este tema, quizás para reflexionar en voz alta, quizás para llegar a entender algo más, o simplemente para compartir mi inquietud con vosotros.

Hace algún tiempo, leí un post que puso un amigo mío en su blog de viajes, sobre la búsqueda continua del ser humano, pensando el tema, me di cuenta que efectivamente estamos en un continuo perseguir  de cosas/situaciones/sensaciones... Todo esto lo hacemos en nuestro objetivo de encontrar la felicidad, un ejemplo de esto:
Cuando somos pequeños queremos ser mayores (porque no se nos tiene en cuenta....) y estudiar cosas interesantes, cuando vamos al instituto queremos ir a la universidad (porque nos da independencia, y oportunidad para hacer lo que "vocacionalmente" queremos...) , cuando estamos en la universidad queremos trabajar  (porque no tenemos dinero...), cuando empezamos a trabajar en nuestro primer trabajo, pensamos en que necesitamos buscar otro (Porque no nos da el suficiente dinero...) cuando cambiamos de trabajo, queremos ascender al siguiente peldaño(porque el valor de nuestro capricho excede nuestras posibilidades actuales...) cuando tenemos una casa, queremos una más grande, cuando tenemos una más grande, queremos una mejor, con mas jardín, y piscina privada, y cuando tenemos todo eso, queremos otra casa en la playa o la montaña donde ir de vacaciones... Cuando tenemos un coche, queremos otro mejor, otro más grande, otro que corra más, o quizás varios para los distintos usos que les vayamos a dar..

Otro ejemplo de continua búsqueda de bienes no materiales que llevamos a cabo los humanos: cuando estamos solteros queremos una pareja, cuando tenemos una pareja queremos casarnos, y cuando estamos casados queremos tener niños, cuando tenemos niños queremos que estos crezcan y nos den nietos...
Es como si tuviésemos que ir marcando checks en el transcurso de nuestra vida que nos garantizan que nos harán más felices....



De todo esto llego a dos conclusiones:
                - Paramos alguna vez en nuestra continua búsqueda y consecución de "cosas"?
                - Porque estamos en continua búsqueda y consecución?
               
Es a esto a lo que quiero llegar a contestar.... en mi caso, creo que la mayoría de las veces, no se ha conseguido algo cuando ya se está pensando en conseguir lo siguiente, lo que me lleva a pensar si realmente se valora lo que se consigue, si nos paramos a disfrutar lo que con tanto esfuerzo  conseguimos. Creo que se pierde el objetivo una vez que la meta está alcanzada, o simplemente perdemos el interés en algo que vemos realizable, y claro, entramos en esta espiral de búsqueda-consecución que nos absorbe y no nos da tiempo ni para pensar o disfrutar de lo que vamos alcanzando
En cuanto al porqué estamos en continua búsqueda tampoco queda muy claro y tampoco sabría dar una explicación concreta, pero pienso que nos mentalizamos en que la consecución de lo anhelado nos hace felices, y es cierto que así es, pero...... ¿DISFRUTAMOS DE ELLO REALMENTE? hemos oído mil veces el refrán de  "No es mas rico el que mas tiene sino el que menos necesita...." pero... nos hemos parado a analizar por un momento nuestra actitud? Es difícil llevar a la práctica, y más en el tipo de sociedad que vivimos que nos invita a esa continua búsqueda-consecución-deshecho.

               - Si, claro que nos hemos parado a analizarla, e incluso nos engañamos diciendo que son metas personales, profesionales para una mayor realización personal/profesional, y es cierto que experimentamos un crecimiento profesional y personal, pero ¿En todos los casos? ¿Merece la pena siempre esta continua búsqueda, ansiedad por conseguir?
Incluso a las personas que no entran en esta espiral las tildamos de personas "sin inquietudes", "personas vacías"... (Así justificamos nuestro comportamiento...)

Os invito a que hagáis una reflexión sobre estas dos cuestiones tras leer lo anterior:
               

- ¿Sabemos que nos hace felices realmente?
- ¿Disfrutamos de lo que tenemos?


 Quizás no sepamos que nos hace felices, pero si lo que no lo hace, y desde luego, acumular cosas, creo que no lo hace, por eso hago esta reflexión y el propósito de disfrutar de cada cosa que hagamos, de pararnos a pensar y sentir las sensaciones que experimentemos, de valorar los logros conseguidos e intentar que las cosas sean menos efímeras pudiendo así romper el circulo o espiral búsqueda-consecución-deshecho, y valorando la felicidad personalmente, sin patrones o conductas que nos aseguren que ha funcionado "en otros casos"... En definitiva se trata de realizar un ejercicio de parada en nuestras ajetreadas vidas (ajetreadas por que estamos inmersos en la consecución de alguna nueva meta o reto...) valorando si merece la pena pasar de largo momentos que quizás no volvamos a repetir, situaciones o experiencias que no volveremos a sentir, por el simple hecho de creer que nos espera algo después que nos hará mas felices..

Con esto no quiero decir que sea malo ser una persona con inquietudes o que afrontar retos y metas personales/profesionales nos priva de disfrutar de la felicidad, creo que todo llevado al límite es malo y contraproducente con la idea que tengo de felicidad, por lo tanto la justa medida o el justo equilibrio entre la búsqueda agónica de sensaciones/vivencias/experiencias nuevas y el carpe diem, es el umbral de felicidad personal.

Os dejo la lectura de este cuento para que obtengáis vuestra propia moraleja:

 CUENTO DEL EMPRESARIO Y EL PESCADOR:
Iba un día un empresario caminando por la playa, con su vestimenta acorde, traje caro, reloj caro, gafas caras... cuando se encontró con un pescador liado con su pequeña embarcación. El empresario se acercó el humilde hombre y le preguntó por su actividad. El pescador respondió:
-Pues acabo de llegar de pescar, estoy terminando de recoger las redes y en breve iré a casa.
El empresario asombrado preguntó, iniciando esta conversación:
-¿Cómo es posible que usted, a las 2 de la tarde, ya haya terminado con su jornada de trabajo y pueda irse a casa? ¿Cómo trabaja usted normalmente?
-Yo me levanto normalmente sobre las 8. Nos sentamos mi mujer, mis hijos y yo en la mesa a desayunar, nos tomamos un café, y acompaño a los pequeños al colegio. A eso de las 9 vengo aquí, preparo el barco y salgo a pescar. En unas 4 horas he recogido suficiente para poder comer, aunque sin grandes lujos, toda la familia. Después de comer tengo un rato para dormir la siesta, y más tarde voy a recoger a los niños del colegio. Estamos juntos por la tarde y al día siguiente, otra vez a pescar.
-Pero buen hombre, ¿cómo puede usted trabajar así? -propuso el empresario con su visión de negocio-. ¿No se da cuenta de que podría ampliar su jornada otras 4 horas y sacar hasta el triple de pescado, que podría vender para sacar un dinero extra?
-¿Y para qué lo quiero? -respondió el pescador dudoso.
-¿No es evidente? ¡Con ese dinero usted en poco tiempo podría comprar un barco más grande y en mejores condiciones!
-¿Y para qué quiero otro barco? -dijo el pescador sonriendo.
-¿Es que no lo entiende? Con un barco más grande podrá mejorar su pesca, aumentar el negocio y en pocas semanas seguro que tendría el dinero suficiente para comprar otro barco y contratar patrones.
El pescador sorprendido y riendo contestó:
-Pero, ¿y para qué quiero tener más barcos y patrones?
-¡No me lo puedo creer! Por supuesto para aumentar increíblemente la producción, ganar mucho más dinero y comprar todavía más barcos. ¡En meses o semanas tendría usted una flota de 80 barcos! ¡La producción sería increíble!
-Pero sigo sin entender para qué necesito tantos barcos y tanta pesca. -apuntó el pescador que ya no podía aguantar la risa.
El empresario, casi perdiendo los nervios y dando el caso por perdido añadió:
-¿Usted no entiende que con una flota tan grande, empleados contratados y un negocio tan grande, podría tomarse la libertad y la tranquilidad de reducir su jornada de trabajo a sólo 4 horas, ir a comer a casa con su mujer y tener la tarde libre para dormir la siesta y poder ir a recoger a los niños al colegio?
El pescador sonriente sólo añadió:
-Y, ¿no tengo ya todo eso?







No creo que haya que conseguir las estrellas para ser felices… 
¿Que opináis vosotros?